Más delgada que la piel de los adultos, la piel del bebé está en constante desarrollo: la barrera cutánea está incompleta al momento del nacimiento y no alcanza su primera etapa de madurez hasta la edad de dos años. Entre las edades de 0 y 2 años, la piel es incapaz de mantener un buen nivel de hidratación, lo que es clave para que sus células puedan funcionar correctamente. Como resultado, la piel de su bebé no puede actuar como una barrera de protección total y es muy vulnerable a los factores estresantes cotidianos.Los investigadores de Mustela también han revelado que la piel de un recién nacido tiene una sorprendente fuente de fuerza: una reserva celular única y de por vida que está al máximo al nacer, pero que sigue siendo vulnerable durante los primeros años de vida. Estas células originales desempeñan un papel importante para la piel: aseguran que la piel pueda regenerarse y sean responsables de mantener su equilibrio general contra los factores estresantes cotidianos. Para preservar esta riqueza celular única y para apoyar su desarrollo, la piel del bebé necesita ser reforzada y protegida diariamente mediante el uso de productos adecuados para el cuidado de la piel.